La Tercera recorrió el sector donde Azul Azul planea levantar su estadio. El albo parece dominar, pero los vecinos dicen que es parejo.
La entrada de La Pintana, a unos 45 minutos en micro desde el centro de Santiago, está decorada con postes en los que predomina el azul y rojo de la U. Simulan una bienvenida ideal para el proyecto del nuevo estadio anunciado por su presidente, Carlos Heller. “Pero La Pintana es una comuna colocolina”, fue una de las advertencias que recibió la dirigencia de Azul Azul cuando se fijó en la comuna del sector sur de la Región Metropolitana.
La sentencia, al comienzo, no se ve reflejada en las calles. El panorama de los recorridos 209 y 230 del Transantiago, sin embargo, cambian rotundamente un par de cuadras más adelante. Pasando por el paradero 38, casi llegando al 39 , los postes se vuelven albinegros de manera drástica y los murales que apoyan al cuadro popular dejan en evidencia que el escudo del Cacique manda.
Ya no son sólo los postes. Los murales despuntan y hasta las mismas casas, con los portones pintados, muestran una clara identificación con Colo Colo.
Los rayados en los paraderos y hasta las señaléticas se confunden entre el blanco y el negro. En un día normal, el tráfico es relativamente fluido, no así en las horas punta. En cualquier momento del día, eso sí, la presencia de extraños, especialmente si portan una cámara, es detectada. En cosa de minutos, al entrar a la población El Castillo, la gente sale de las casas para ver qué está pasando. Los vecinos se inquietan. Se nota que nada se mueve sin que ellos estén al tanto.
¿La Pintana (o el sector donde se levantaría el estadio azul) es colocolina o de la U? Según sus pobladores, las cosas están divididas. No se puede decir qué equipo tiene más fanáticos ahí. Las cosas no son como antes y la rivalidad ya no separa poblaciones completas, las peleas entre bandos no son pan de cada día.
Ahora las aficiones conviven dentro de la comuna. De amistad no se habla, pero llegando al paradero 41, donde se construiría el recinto, los grafiti hacia ambos equipos muestran que la hinchada no es de un solo equipo.
Frente al posible terreno del estadio azul se ubica El Castillo, donde las camisetas colocolinas se multiplican. La construcción, obviamente, no será bien recibida por los seguidores del archirrival. La avenida Santa Rosa será la única separación entre el coliseo y una villa eminentemente alba. El asunto preocupa a los vecinos. “Da miedo, porque puede haber una guerra”, dice el dueño de una botillería de la población.
A pocas cuadras, antes de llegar a la plaza Batallón Chacabuco, o simplemente el Batallón, como la llaman los jóvenes del lugar, en las angostas calles entre los pasajes, se ve un mural apoyando al cuadro del chuncho. Es de los pocos que se puede ver en el sector, acompañado de postes pintados con los colores del mismo club. Sólo unos pocos sitios están destinados a los azules, porque en la plaza, el predominio es blanco. La gente habla de igualdad de bandos y que las hinchadas son más o menos parejas, ya que se pueden ver a diario forofos de los dos equipos, pero la mayoría en el sector está identificada con Colo Colo y las calles demuestran esa inclinación. Y es ahí donde la U, posiblemente, edificará su anhelada casa propia.