"El Calcio a duras penas supera al fútbol portugués como cuarta potencia de Europa", analiza el columnista.
Por Manuel de Tezanos Pinto
Entre 1989 y 1990 la Liga Italiana logró imponer supremacía total en el mundo. El AC Milán de Arrigo Sacchi, con el trío Gullit-Van Basten-Rikjaard como estandartes logró ganar en años consecutivos la Copa de Campeones, la Supercopa de Europa y la Intercontinental. El Napoli de Maradona el 89 y la Juventus en la temporada siguiente alzaron la Copa UEFA y no hubo pleno italiano porque en la Recopa la Sampdoria perdió la final del 89 contra el Barcelona antes de quedarse con la versión de 1990.
9 títulos de 10 posibles en 2 temporadas. Una locura. Imposible de igualar porque hoy se juega una copa menos por año (la Copa Uefa y la Recopa se fusionaron en la Europa League). Tomando como referencia el coeficiente UEFA (que otorga puntaje a cada liga según el rendimiento de sus equipos en torneos internacionales por las últimas cinco temporadas) la liga italiana fue la mejor del Viejo Continente entre 1986 y el 2000. Dominio absoluto.
Hoy la realidad es muy distinta. El Calcio a duras penas supera al fútbol portugués como cuarta potencia de Europa según el coeficiente y es superada por mucho por los torneos de España, Inglaterra y Alemania, que están sólidos en el podio. 3 Champions de las últimas 15 y sin Copas de la UEFA/Europa League desde 1999 ( un par de Supercopas y 2 mundiales de Clubes para adornan el magro registro) son muy poco para un fútbol que supo dominar el mundo.
¿Qué pasó en el camino? Creo que hay varios factores. El primero y más importante creo que tiene que ver con la crisis de identidad que sufre el fútbol italiano, históricamente ligado a la disciplina táctica y a la solvencia defensiva como principales virtudes. Quizás inspirados por el éxito del fútbol español en los últimos años, varios equipos (incluyendo la selección de Prandelli) buscaron seguir ese camino sin conseguir buenos resultados. Dos eliminaciones en primera ronda de los mundiales son el mejor reflejo de este error y el único éxito que se consiguió, la Champions del Inter 2010 con Mourinho, se logró jugando en un estilo mucho más cercano al Catenaccio que al fútbol champagne.
Un factor importante a considerar es el "Calciopoli", el escándalo de fraudes arbitrales que explotó el 2006 y provocó los descensos de la Juve y Fiorentina, más las penalizaciones al AC Milán y la Lazio. No sólo privó a equipos poderosos de jugar torneos internacionales, sino que también afectó el prestigio del torneo interno. Hubo fuga de figuras en los años subsiguientes, lo que derivó en peores resultados y en que el Calcio perdiera poderío económico respecto a las otras ligas poderosas de Europa.
Ante este panorama, el peor de su historia, uno se pregunta si hay futuro... Y da la sensación de que sí. Este año el fútbol italiano dio algunas señales de que está intentando recuperar su poderío. Juventus, por ejemplo, logró resistir las embestidas de Manchester United y retuvo a Vidal. Tampoco dejó ir a otra de sus joyas, Pogba. Lo mismo ocurrió en la Fiorentina, que mantuvo al colombiano Cuadrado entre sus filas pese al saco de euros que ofrecía el Barcelona.
Lo que falta ahora es recuperar el protagonismo en la cancha. El empate de la Roma en Inglaterra ante el Manchester City fue una buena señal, pero la Juve puede dar una más contundente en su visita al finalista de la temporada pasada y campeón de España, el Atlético Madrid, un rival idea para proyectar para qué está tres veces monarca del fútbol italiano en esta edición de la Champions. Puede ser el principio del largo camino que deberá recorrer el Calcio hacia su renacimiento.