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La U, Colo Colo y la UC contrataron con criterios variados. En ciertos casos, hubo cambios profundos en los pasos para elegir.
Desde planillas excel hasta la intuición o el deseo. Los tres grandes, generalmente, son los que más invierten entre torneo y torneo. Y con distintos criterios. Pero claro, no siempre los resultados de esos refuerzos se confirma en la cancha.
Se ha jugado casi la mitad del Apertura. Universidad de Chile y Colo Colo asoman como los grandes candidatos. Los azules marchan líderes e invictos, dejando atrás sus pobres campañas previas.
Para conseguir eso, una de las prioridades de Carlos Heller cuando asumió como presidente de Azul Azul fue armar un plantel de categoría. La concesionaria contrató al uruguayo Martín Lasarte como técnico y a nueve figuras, con la idea de tener dos jugadores por puesto.
La regencia cambió la política de contrataciones de los últimos años. Ahora todas son visadas por el técnico. Varias, eso sí, son propuestas por la cúpula y por el gerente deportivo, Sabino Aguad, con quienes el entrenador definió los puestos a reforzar. El proceso nace de una discusión entre los directivos de mayor peso, la gerencia deportiva y la gerencia general. Después se decide si se realiza la gestión por el jugador elegido, previa consulta con el DT. Luego se le avisa al resto de la mesa directiva. De los refuerzos que arribaron esta temporada, cuatro son titulares indiscutidos: Mathías Corujo, Cristián Suárez, Gonzalo Espinoza y Gustavo Canales.
El seleccionado uruguayo llegó a préstamo a cambio de US$ 200 mil, con opción de compra, pedido expresamente por Lasarte, quien ya lo había solicitado en Universidad Católica. Suárez llegó desde Cobreloa a préstamo por un año. Azul Azul pagó US$ 120 mil y también quedó con la opción de compra.
El nombre de Espinoza, al igual que el de Suárez, fue consensuado por dirigentes de la Comisión Fútbol y la gerencia deportiva. Compraron la mitad de su pase en casi US$ 500 mil.
Gustavo Canales fue la obsesión de Heller. Al asumir la presidencia conversó con el Mágico y la gerencia azul cerró el trato con Unión Española. Lo compraron en menos de US$ 1 millón y el irrenunciable sueldo ofrecido por los azules lo trajo de vuelta al CDA. El resto de los refuerzos también fueron visados o solicitados por Lasarte. A Benjamín Vidal lo postuló la gerencia deportiva y algunos dirigentes, con el criterio de que es una inversión a largo plazo. Lo compraron a O'Higgins en cerca de US$ 1 millón.
El volante uruguayo Guzmán Pereira es otro pedido de Lasarte. También lo siguió cuando estaba en la UC y ahora sí lo consiguió: fichó por cerca de US$ 800 mil. Cristián Cuevas llegó a préstamo. La U paga parte de su sueldo. Su nombre fue acercado por la gerencia deportiva, tal como pasó con Joao Ortiz. Éste último es visto como un jugador de proyección y era conocido por Aguad, cuando trabajó en Palestino. A Sebastián Zúñiga, en tanto, lo solicitó Lasarte luego de verlo en un amistoso en el CDA, jugando por San Felipe, ante la U. Pese a la goleada por 5-0 de los azules, el volante encandiló al DT. Llegó a préstamo, como una apuesta con gran proyección.
EL EXIGENTE TAPIA
Desde que Héctor Tapia asumió en propiedad la banca de Colo Colo, se ha preocupado de que arriben sólo refuerzos solicitados por él. Así, desechó varios nombres que le acercó Blanco y Negro, como el delantero Carlos Muñoz y el defensa Juan Carlos Espinoza. Este semestre el Cacique sumó a Jean Beausejour, Claudio Maldonado y Paulo Garcés.
Por el seleccionado nacional, ByN pagó US$ 1,5 millones por dos años de contrato. Maldonado firmó por un año y como estaba con el pase en su poder, su regreso a Macul no tuvo costo. Tapia visó el arribo de Beausejour, aunque su prioridad era Fabián Orellana. No obstante, el Celta de Vigo lo declaró intransferible.
Garcés arribó por tres años y 600 mil dólares. De los tres, sólo Bose es titular, ya que si bien Maldonado comenzó este torneo en la oncena, ha visto los últimos partidos desde la banca, aunque es uno de los primeros cambios de Tapia.
Garcés es suplente del paraguayo Justo Villar. Aun así, jugó un partido completo (ante Barnechea) por la lesión del guaraní, a quien debió reemplazar en el duelo ante Unión Española cuando recién se cumplían 9 minutos.
LA POLITICA DE LA UC
En el Apertura, cinco refuerzos llegaron a Universidad Católica: Matías Cahais, David Llanos, Erick Pulgar, Mauro Óbolo y Stefano Magnasco.
De ellos, sólo dos fueron pedidos por el cuerpo técnico del argentino Julio César Falcioni: Cahais y Óbolo. Al primero le arrendaron el pase, tras desvincularse de Racing. Firmó por un año a cambio de US$ 250 mil. Óbolo, en tanto, tiene vínculo hasta junio de 2015. Su llegada costó cerca de US$ 200 mil.
Falcioni visó los arribos del resto, pero de común acuerdo con el gerente deportivo, José María Buljubasich. El Tati, justamente, hace seguimientos a gran parte de los jugadores de Primera. Sus actuaciones las registra en planillas excel y luego hace una selección de los que pueden reforzar al equipo. Así fue como arribó Llanos. El atacante fue el segundo goleador del campeonato pasado, tras Esteban Paredes. Al ex Huachipato le compraron el pase (550 mil dólares) y su contrato dura cuatro temporadas.
Pulgar, por su parte, llamó la atención como una de las revelaciones del último torneo. Interesó también a Colo Colo y la U, pero Cruzados se quedó con él, tras adquirir el 70% de su pase en 400 mil dólares. Firmó por tres años.
Magnasco volvió a la UC con el Apertura en curso. Tras dos temporadas en el Groningen holandés, el lateral aterrizó en el club por la partida de Enzo Roco al Elche español. La dirigencia precordillerana le compró todo el pase y lo aseguró por tres años, por 230 mil dólares.
