El brasileño Ronaldo fue uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol. Además de haber sido amado por muchos hinchas de distintas latitudes, también fue el espejo de muchos jugadores que crecieron viendo sus gambetas, sus piques imparables y sus definiciones exquisitas.
Uno de los que lo tenía en lo más alto de sus figuras a imitar era Zlatan Ibrahimovic, que fue contemporáneo del Fenómeno en el final de la carrera del brasileño. Y una vez se cruzaron en una cancha, en el clásico de Milano, entre el Inter y el Milan, y el sueco se quedó atónito, perplejo, hipnotizado ante la presencia de su máximo ídolo.
Aquél 11 de marzo de 2007, el Inter le ganó 2-1 al Milan y Zlatan seguramente tuvo la tarde más feliz de su vida, porque vio a su ídolo convertir un gol, pero marcó el tanto que le dio la victoria a su equipo.