Francisco Cuadra
El debate eterno del fútbol: propuesta vs resultado. En días donde se instaló el debate de por cuál de los dos equipos grandes se “pagaría por ver” y tras el difícil partido ante U de Concepción, vale la pena discutir en qué parte del debate está la U de Lasarte.
Recuerdo una entrevista a Lasarte nada más presentado en la U, en donde el técnico dejó claro lo que buscaba para el plantel: “quiero un equipo astuto”. Eso, por definición, es un colectivo capaz de adaptarse de manera camaleónica a lo que le presente el partido y salir vivo, es decir, sumando puntos.
Por más que este torneo se nos presente como un “antes y después del Superclásico”, lo cierto es que la carrera por el campeonato no se definirá ahí. Tanto nosotros como el archirrival pueden caerse antes o después del choque entre ambos, y por eso mismo, sumar puntos y ganar es fundamental.
Pero aún así, hay algo que deja intranquilo a muchos hinchas. Es que la U ya no le pasa la aplanadora a los rivales como en el comienzo. Eso es, sin duda, una afirmación tendenciosa, porque aplanadora como tal, nunca fuimos. Siempre nos costó cerrar los partidos, sin embargo, seguimos invictos, sumando y solidificando conceptos.
Ayer no estuvo Ubilla, una baja significativa. Aún así, mantuvimos el orden y si bien no atacamos como en otras veces, pudimos aguantar con suficiencia el chaparrón. En otras circunstancias nos habrían empatado sobre el final pero el equipo supo tranquilizar las aguas.
Para mi eso también es jugar bien.
Podemos entrar en un debate eterno de qué es jugar bien. Pero según lo veo, adaptarse a lo que te da el partido para ganarlo es parte de ser un equipo fiable. Es verdad que a veces la U puede matar y no lo hace, o que comete errores en defensa, pero la habilidad de cambiar rápidamente el switch, y tener la versatilidad suficiente para ir a buscar, aguantar, dormir o apretar en un partido es impagable y lo estamos desarrollando.
Por supuesto, seguimos siendo un equipo en construcción y, por lo tanto, el DT tiene aun decisiones que tomar. La más importante de todas (y la más obvia) es darle la titularidad a Gustavo Lorenzetti como “10” del equipo.
Ramón Fernández ha tenido muchas oportunidades. Ha jugado partidos buenos, regulares y malos, ninguno sobresaliente. El “duende” en cambio, tiene la magia y electricidad que el ex O’Higgins nunca ha mostrado. Ayer, apenas lo ubicaron detrás de Canales, el equipo comenzó a generar todo el peligro que no había armado en la segunda mitad. La titularidad del duende es necesaria para salir campeones y a estas alturas, evidente para todos.
Por la versatilidad, la capacidad de leer los partidos y sobreponerse a ellos, y el aplomo para mantener la calma cuando es necesario, Universidad de Chile es el equipo que mejor juega. Quizás no el mas vistoso, ni el mas regular en 90 minutos, pero el más completo en su propuesta y capacidades.
El clásico será la prueba de fuego de este postulado. No la definitiva. Dejemos de imaginarnos un torneo clásico céntrico, y valoremos cada punto conseguido por nuestro equipo. Son 17 finales y estamos vivos.