UNA VICTORIA EN CINCO PARTIDOS
José María Guillén Borreguero
El verano pasado, Sir Alex Ferguson dejaba el banquillo de Old Trafford tras veintesiete años al frente del Manchester United. Como entrenador, el club logró, entre otras cosas, dos Champions, 13 títulos de Premier League , un Mundialito y una Intercontinental. El club anunciaba al también escocés David Moyes como su sucesor. La afición red respiraba tranquila, pues el ex entrenador del Everton tenía un buen cartel. Pero no cuajó.
Antes de acabar la temporada fue destituido, y Ryan Giggs, aun jugador de la primera plantilla, se hacía cargo del equipo el último mes de competición. Tras una decepcionante campaña, la primera en muchos años en la que el United no se había clasificado para competiciones europeas, se anunciaba la llegada del holandés Louis Van Gaal.
Después del Mundial y hasta el último día de mercado, el club anunciaba la llegada de varios futbolistas de primer nivel, como Shaw, Di María, Falcao, Ander Herrera, Blind o Marcos Rojo. Se reforzaba la plantilla para lograr volver a ser el equipo ganador de la época de Ferguson. Después de un accidentado debut, perdiendo en casa frente al Swansea City y dos empates consecutivos, parecía que se empezaba a ver una leve mejoría con el 4-0 frente al QPR. Y más aún tras la primera mitad de este fin de semana ante el Leicester. Nada más lejos de la realidad.
La segunda parte en el King Power Stadium fue un auténtico despropósito. Con Esteban Cambiasso en la sala de máquinas, Leo Ulloa finalizándolo todo y, sobre todo, Jamie Vardy desbordando una y otra vez a la zaga red, el equipo de Nigel Pearson le endosó un calamitoso 5-3 que dejó claro que los partidos no solo se ganan desde el ataque.
Está claro que el conjunto de Manchester tiene uno de las mejores vanguardias del fútbol europeo, con Rooney, Van Persie y el ya mencionado Falcao en la punta de lanza. Pero la zaga está dejando muchas dudas. El debutante Blackett no está dando el resultado esperado, y lo mismo pasa con el fichaje millonario de Marcos Rojo, desbordado una y otra vez por los ataques rivales.
El cambio de esquema –Van Gaal ha pasado del 3-5-2 que utilizó con la selección de Holanda en el Mundial de Brasil a un 4-4-2 en rombo con Rooney como mediapunta- ayuda a poder colocar a todos los fichajes en el once inicial, pero con Daley Blind como único mediocentro como único apoyo para los cuatro de atrás no es lo más beneficioso, y más fuera de Old Trafford. El cuerpo técnico tiene mucho trabajo por delante. En el fútbol no se vive solo de nombres, porque si se tienen muchos errores atrás, hasta un recién ascendido te puede pintar la cara. Esto es la Premier. Van Gaal ya se habrá dado cuenta.